Monday, October 25, 2004

Mamá vs. la tia Zita: inenarrable

MI TÍA ZITA: Qué pena lo de tu hijo…

MAMÁ: Qué pena lo de tus varices.

En fin, el caso es que al pobre se le ha infectado el párpado que tenía descolgado como el toldo del Harry's Bar y han tenido que quitárselo y, claro, probablemente también pierda el ojo, porque se le va a quedar más seco que… Pues eso, que el ojo de un tuerto.

A mí, la verdad, toda esta retahíla de dolencias oculares me parece una historia para no dormir -aunque también es verdad que no me quitan el sueño; para nada…-, pero mi hermano está viviendo su momento de gloria y se relame pensando en lo que le va a sacar a las monjas por daños y perjuicios.

-Hasta ahí podíamos llegar -ha estallado mi tía Zita-. Si Dios ha querido que pierdas el ojo, esas pobres almas benditas no tienen la culpa.

-Esas pobres almas benditas fueron quienes le propinaron la paliza que le va a dejar hecho una Princesa de Éboli para toda la vida.

Ha sido como mentar la soga en casa del ahorcado.

-Tu hijo ya era como la Princesa de Éboli mucho antes de que esas monjitas tomasen cartas en el asunto para adecuar la opera naturae a la obra de Dios.

-No blasfemes, hazme el favor.

Mi tía Zita se ha puesto cianótica. Galvanizadita Martínez-Bordiú.

-Yo JAMÁS he tomado el nombre de Dios en vano. Debes de confundirme con otra.

Mamá ha girado la cabeza 180º y, mirándola de arriba abajo como a un despojo, ha escupido con saña:

-O con otro.

Mi tía Zita ha salido de la habitación en estado de shock.

-Así que al final eran ciertos los rumores… -ha susurrado mamá, con una sonrisa diabólica que le partía la cara en dos, como un teleñeco decapitado.

A veces me pregunto si mamá no habrá trabajado para la KGB.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home