Mamá vs. la tia Zita: inenarrable
MI TÍA ZITA: Qué pena lo de tu hijo…
MAMÁ: Qué pena lo de tus varices.
En fin, el caso es que al pobre se le ha infectado el párpado que tenía descolgado como el toldo del Harry's Bar y han tenido que quitárselo y, claro, probablemente también pierda el ojo, porque se le va a quedar más seco que… Pues eso, que el ojo de un tuerto.
A mí, la verdad, toda esta retahíla de dolencias oculares me parece una historia para no dormir -aunque también es verdad que no me quitan el sueño; para nada…-, pero mi hermano está viviendo su momento de gloria y se relame pensando en lo que le va a sacar a las monjas por daños y perjuicios.
-Hasta ahí podíamos llegar -ha estallado mi tía Zita-. Si Dios ha querido que pierdas el ojo, esas pobres almas benditas no tienen la culpa.
-Esas pobres almas benditas fueron quienes le propinaron la paliza que le va a dejar hecho una Princesa de Éboli para toda la vida.
Ha sido como mentar la soga en casa del ahorcado.
-Tu hijo ya era como la Princesa de Éboli mucho antes de que esas monjitas tomasen cartas en el asunto para adecuar la opera naturae a la obra de Dios.
-No blasfemes, hazme el favor.
Mi tía Zita se ha puesto cianótica. Galvanizadita Martínez-Bordiú.
-Yo JAMÁS he tomado el nombre de Dios en vano. Debes de confundirme con otra.
Mamá ha girado la cabeza 180º y, mirándola de arriba abajo como a un despojo, ha escupido con saña:
-O con otro.
Mi tía Zita ha salido de la habitación en estado de shock.
-Así que al final eran ciertos los rumores… -ha susurrado mamá, con una sonrisa diabólica que le partía la cara en dos, como un teleñeco decapitado.
A veces me pregunto si mamá no habrá trabajado para la KGB.
MAMÁ: Qué pena lo de tus varices.
En fin, el caso es que al pobre se le ha infectado el párpado que tenía descolgado como el toldo del Harry's Bar y han tenido que quitárselo y, claro, probablemente también pierda el ojo, porque se le va a quedar más seco que… Pues eso, que el ojo de un tuerto.
A mí, la verdad, toda esta retahíla de dolencias oculares me parece una historia para no dormir -aunque también es verdad que no me quitan el sueño; para nada…-, pero mi hermano está viviendo su momento de gloria y se relame pensando en lo que le va a sacar a las monjas por daños y perjuicios.
-Hasta ahí podíamos llegar -ha estallado mi tía Zita-. Si Dios ha querido que pierdas el ojo, esas pobres almas benditas no tienen la culpa.
-Esas pobres almas benditas fueron quienes le propinaron la paliza que le va a dejar hecho una Princesa de Éboli para toda la vida.
Ha sido como mentar la soga en casa del ahorcado.
-Tu hijo ya era como la Princesa de Éboli mucho antes de que esas monjitas tomasen cartas en el asunto para adecuar la opera naturae a la obra de Dios.
-No blasfemes, hazme el favor.
Mi tía Zita se ha puesto cianótica. Galvanizadita Martínez-Bordiú.
-Yo JAMÁS he tomado el nombre de Dios en vano. Debes de confundirme con otra.
Mamá ha girado la cabeza 180º y, mirándola de arriba abajo como a un despojo, ha escupido con saña:
-O con otro.
Mi tía Zita ha salido de la habitación en estado de shock.
-Así que al final eran ciertos los rumores… -ha susurrado mamá, con una sonrisa diabólica que le partía la cara en dos, como un teleñeco decapitado.
A veces me pregunto si mamá no habrá trabajado para la KGB.
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