Friday, October 15, 2004

¿Me cago en mi padre? No, más bien al revés

Mi padre me obligó ayer a que le hiciese un beso negro. No es que vaya a ponerme puritano a estas alturas, bien lo sabe Dios, pero un poco de higiene nunca viene mal. Nunca. Sobre todo cuando tu hijo te va a limpiar la zarraspilla a lengüetazo limpio.

Ahora entiendo por qué algunas personas prefieren sufrir las hemorroides en silencio. En un silencio total. En un silencio sepulcral, de hecho. Es más, me extraña que no haya más personas que padecen de hemorroides que no aboguen por la eutanasia activa. Yo lo haría. Matarlas, quiero decir.

Jesús, qué cruz tenemos los depravados. La gente se cree que tiene todo el derecho del mundo a abusar de nosotros –y puede que tengan razón, no digo yo que no–, pero eso no es excusa para no usar el agua y el jabón.

¡Los bidets están para algo!

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