Algunas reflexiones y una duda existencial
En los últimos días, mi vida ha sido un torbellino. O mejor dicho: un huracán. O, como diría La Retorno, un Harry Kane. ¿Y qué es lo que he sacado en claro tras cuatro días orgiásticos que me han dejado el cutis para el arrastre (¡aparento mi edad! ¡Qué drama!)? Pues algo que ya tenía muy claro hace mucho, mucho tiempo, casi desde el mismo momento en que fui fecundado en el seno materno. Y mi conclusión es la siguiente:
Reflexión nº 1: A mí, que den una hostia mientras chupo una polla no me pone. Pero nada. A otros sí, a mí no. A mí, que pongan a mi nombre una villa (favorita) mientras chupo una polla me pone. Pero mogollón. ¿Me convierte eso en una persona fría y sin corazón? ¿Sí? Pues ya ves tú el disgusto…
Aunque siempre podríamos añadir otra:
Reflexión nº 2: Si el hombre tiene cierta tendencia a caer dos veces en la misma piedra, yo debo ser picapedrero.
Y una última, mmmm, no-ya-reflexión-sino-duda, que me corroe como el ácido prúsico:
Duda vital: ¿Por qué los ex alumnos del Master de El País tienden a desprender ese mefítico olor a reprobación moral, como obispos episcopalianos, ante todo lo que sea una celebración de la vida? ¿Les dan un alzacuellos almidonado (con curare) al entrar en el seminario de periodismo paulino o lo llevaban ya antes, junto al kit anillo de sello & prejuicios de clase (o déclassé)?
La Retorno calla. Ella también pasó por allí –como por casi todas partes– y prefiere guardar un discreto silencio (a juego con su base de maquillaje). El silencio… Ay, qué hermosa virtud de la que carezco…
Reflexión nº 1: A mí, que den una hostia mientras chupo una polla no me pone. Pero nada. A otros sí, a mí no. A mí, que pongan a mi nombre una villa (favorita) mientras chupo una polla me pone. Pero mogollón. ¿Me convierte eso en una persona fría y sin corazón? ¿Sí? Pues ya ves tú el disgusto…
Aunque siempre podríamos añadir otra:
Reflexión nº 2: Si el hombre tiene cierta tendencia a caer dos veces en la misma piedra, yo debo ser picapedrero.
Y una última, mmmm, no-ya-reflexión-sino-duda, que me corroe como el ácido prúsico:
Duda vital: ¿Por qué los ex alumnos del Master de El País tienden a desprender ese mefítico olor a reprobación moral, como obispos episcopalianos, ante todo lo que sea una celebración de la vida? ¿Les dan un alzacuellos almidonado (con curare) al entrar en el seminario de periodismo paulino o lo llevaban ya antes, junto al kit anillo de sello & prejuicios de clase (o déclassé)?
La Retorno calla. Ella también pasó por allí –como por casi todas partes– y prefiere guardar un discreto silencio (a juego con su base de maquillaje). El silencio… Ay, qué hermosa virtud de la que carezco…
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