Wednesday, August 31, 2005

Fundido en negro: esperanza cero

La verdad es que la vida aquí, en el Más Allá, es narcótica. Te dejas llevar, te dejas llevar, te dejas llevar… y, cuando acuerdas, estás en el séptimo cielo. En mi caso, el séptimo cielo y el séptimo círculo del báratro se dan la mano. Ya sabéis: “los que entráis aquí, abandonad toda esperanza”. Pues eso. Yo ya la he abandonado. Esperanza cero.

Y eso es todo, amiguitos.

Comunicado de la familia de Baby Killer:

La madre

Mis hijos me han dado muy mala vida. El mayor me dejó las piernas para el arrastre. Hasta que le tuve, podía haber sido corista. Después de nueve meses de embarazo, mis piernas eran como un mapa pluvial de la cordillera cantábrica. Desde entonces, he odiado la maternidad. Mi hija… En fin, ¿qué puedo deciros de mi hija? Siempre me ha parecido una guarra y una degenerada. Y al final ha resultado que eso es exactamente lo que era. Respecto a mi hijo pequeño, la verdad es que nunca confié en que iba a ser el consuelo de mi vejez. Ya desde que era un bebé miraba mis pechos con una expresión de lo más torva. “Es una mala puta”, solía decir su hermana. Yo, claro, lo achacaba a los típicos celos, al síndrome del príncipe destronado y todo eso. Pues no. La niña llevaba razón: era una puta, con el agravante de que al menos las putas cobran. Y eso sí que no. Yo no he educado a mis hijos para que vayan por ahí haciendo obras de caridad, ni siquiera con su padre; especialmente con su padre, quiero decir. En fin… Una cosa tengo clarísima: y es que, por fin, voy a poder hacerme las caderas. ¡Qué gusto!

El padre

A mí, qué quieren que les diga, nunca me gustó demasiado todo esto. Yo nunca he sido lo que se dice un esclavo sexual. Al contrario, para mí todo eso de la cama siempre ha sido un asunto muy, pero que muy secundario. Pero cuando llegas a viejo… No sé, con algo hay que entretenerse. ¿Qué voy a hacer ahora? He pensado que a lo mejor con la papiroflexia…

El hermano

No pienso volver a compartir dormitorio nunca más. ¿Mi hermano? Supongo que tenía sus motivos. Como todos, ¿no? ¿No tendrás cinco euros, por casualidad?

La hermana

Qué pejiguera con mi hermano. ¿Es que no le interesa saber cómo he llegado a dominar el don de la bilocación? Usted sabrá…

La tía

Siempre he pensado que ese niño era tonto de remate. Entre otras cosas, nunca he comprendido por qué se empeñaba en llamarme Zita-pa’rriba, Zita-pa’bajo cuando me llamo Remigia. Muchas novelas es lo que tenía ese niño en la cabeza… Aunque, claro, la culpa es de los padres, que no lo supieron frenar a tiempo. No hay nada que un buen director espiritual no pueda arreglar. Que se lo digan a la duquesa de Alba, que se casó con el de su hijo…

4 Comments:

Blogger Manuel said...

Pues eso. Fin.
Saludos, tendré a toooda tu familia en mis oraciones, dislocaciones, obnulaciones y el consabido etcétera...

August 31, 2005 at 8:21 AM  
Blogger Diego said...

Pues que pena.
Pero pena, pena, pena...

September 1, 2005 at 12:03 PM  
Blogger Cp said...

A mí también me da una poca de pena. Tendré que volver a Villiers de L'Isle para suplir tu ausencia

ha sido un placer

September 3, 2005 at 9:23 AM  
Blogger Mrs. Carmen Miranda said...

No puedo creerlo.
Pero, ¿es en serio?

September 3, 2005 at 4:36 PM  

Post a Comment

<< Home