Monday, January 24, 2005

Negro futuro, como la hiel

Papá está entre la vida y la muerte. Yo, particularmente, preferiría que estuviese entre la muerte y la muerte. Pero no se puede tener todo. Es más, mi experiencia personal es que, lamentablemente, se puede tener más bien poco…, muy poco.

La polla no ha reaccionado bien. Natural. En cuanto se vio fuera de ese cuerpo, decidió que antes prefería morir necrosada viva que volver a formar parte de esa ruina. O sea, no seré yo quien se lo reproche.

Mi madre, como lo único que siente por mi padre es desprecio –y supongo que una leve repugnancia–, está felicísima. Todo lo que sea un poco de tortura, ella súper a favor. Y si quien la sufre es su marido (o sus hijos, en su defecto), mucho mejor. Yo creo que la pobre tiene una indigestión de Tennessee Williams & Lillian Hellman en vena de la peor clase. Ésa que no osa decir su nombre…

En fin, el caso es que parece que papá está condenado a convertirse en un eunuco de por vida y lo peor de todo es que mamá, por muy castradora que pueda llegar a ser –y puede serlo mucho–, ni siquiera ha jugado un papel activo en este götterdämmerung psicosexual. Vamos, un drama.

A mí, en cualquier caso, plin. Yo, como Liliana Felipe, bastante tengo con ser malo como una endodoncia o película checa, como para preocuparme por lo que será del piticlín de mi padre.

1 Comments:

Blogger it said...

Por uno de esos extraños recovecos de la mente, leyendo tu post me ha venido a la memoria (¿será por lo de castradora madre? ¿será por el desprecio extensivo a la prole?? será, será -como la canción de nefando recuerdo); pues eso, que me he acordado de un hecho, un verano en Madrid (40 grados a la sombra)... los hijos del más famoso psiquiatra bañándose en la piscina de la casa familiar y la madre... contratando dos camiones de piedras para cegar la piscina...

¡Ay, Retorno, Retorno...!

Saf ;-))

January 27, 2005 at 1:29 AM  

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