Wednesday, July 06, 2005

Que alguien detenga esta locura

Posesión. La palabra puede sonar un poco fuerte, pero es exactamente lo que pasó. Un súcubo llegó y poseyó a mamá, que se puso a hablar en arameo (un idioma con tal cantidad de fricativas que, si lo descubriese Sara Montiel, seguro que se mudaba al Mar Muerto). Afortunadamente, papá fue arqueólogo aficionado en su juventud y, desde que perdió los ojos, ha experimentado una regresión hacia el pasado que ríete tú de Florence Nigthingale en sus últimos días, así que no le costó ningún trabajo hacer la traducción simultánea como Nicole Kidman en La intérprete (aunque con más caderas que la Nicky, muchas más):

–El mundo se precipita hacia su autodestrucción.

–¿Es San Juan de Patmos?

–No –dijo mi hermano, que acababa de levantarse de la siesta con un lado de la cara de color berenjena y el otro, cubierto por un vendaje purulento–, por el tono de su voz yo creo que es más bien La Maña.

–¿Y por qué?

–Las mechas, seguro –murmuró La Retorno.

–Y las bodas maricas –apostilló mi tía Zita.

–Y el pelo del Zerolo ése, todo púbico.

–Y sus dientes. Jesús, qué boca. Parece un escaparate de bastones.

–Noooooo –trepidación. Silencio. Y la voz cavernosa que se despereza, como un dragón al fondo de una gruta–. Parchís vuelve.

–¡¿Cómoooooor?!

–Ay, Dios. Pues sí que es verdad. Si esto no es el Armaggedon, no sé qué va a serlo.

¿Qué será lo próximo? ¿Qué nuevo infierno es este?

1 Comments:

Blogger Manuel said...

¡Yo soy la ficha roja!

July 6, 2005 at 8:25 AM  

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