Wednesday, June 01, 2005

Mi hermana acaba de una vez por todas con los rumores y las especulaciones

No sólo San Martín de Porres o Santa Rosa de Lima (o San Antonio de Padua) tienen el don de la bilocación. No. Mi hermana también. Ayer, sin ir más lejos, estuvo en casa tomando café mientras perpetraba un atraco en una gasolinera de Ohio. Eso nos dijo, con la boca llena, mientras se metía un puñado de pastas en los bolsillos “para Gorka, que es tan goloso… Está de los muffins hasta el último pelo, no os podéis imaginar”.

La verdad es que está mucho más gorda (“hecha un truño”, en palabras de mamá, que yo suscribo): entre las caderas y las mejillas escrofulosas marca de la maison Botella se extiende lo que, nuevamente en palabras de mamá, sólo se podría definir como un “carro de carne”.

–Hija mía, estás horrorosa.

–Muchas gracias, mamá, tú siempre tan amable.

–No lo digo por meter el dedo en la llaga, bien lo sabe Dios. Pero es que, hija, estás que rebosas las costuras. ¿Has visto que lorzas?

–¿No os vais a comer las cookies de chocolate? En ese caso…

–Hija mía, por favor, con la boca llena no.

–Es la ansiedad, mamá. Lo de ser una forajida abre el apetito que no te puedes imaginar.

–Bueno, y que tú siempre has tenido muy buen saque.

–¿Y por qué antes no engordaba?

–Porque tu metabolismo lo quemaba todo. Pero, claro, después de lo del Windsor está claro que tu metabolismo ha tenido ya más que suficiente. No se le pueden pedir peras al olmo. ¿O es que no te has fijado que todos los pirómanos están como una boya?

Me temo que las teorías sobre el género humano de mi madre son un tanto demenciales.

–O sea, que ahora Gorka y tú sois como Bonnie & Clyde, pero deformes.

–Mira, si te vas a poner imposible, cojo el bolso y me voy…

–Mujer, si lo digo por las quemaduras. Es un hecho constatable. ¿O no?

–Bueno, di lo que tengas que decir y márchate, que no tengo todo el día. Mira el cerro de plancha…

Mi hermana ha puesto un gesto solemne, se ha llevado la mano –con una retención de líquidos escalofriante (el licor de maíz es lo que tiene)– al pecho, y ha declamado con voz sepulcral (ad hoc para el mensaje):

–La Lozano miente. Ylenia está más tiesa que la mojama. Te lo digo yo, que la semana pasada estuve en Nueva Orleans

–Ah, qué ilusión. ¿Y cómo es?

–Ylenia.

–No, Nueva Orleans.

–Muy pegajosa.

1 Comments:

Blogger Troy said...

Uno de los mejores...

June 3, 2005 at 2:58 AM  

Post a Comment

<< Home