Terapia
–Cierre los ojos e imagínese un mundo maravilloso donde sólo existiría gente inteligente que abriría la boca cuando tenga algo que decir. Un mundo donde las palabras decoro, coherencia y simetría cobrarían pleno significado, un mundo donde…
–Mire usted, si quiere robarme el bolso, de acuerdo, por mí no hay problema. Pero no me dé la lata…
–Pero, señora, que yo soy terapeuta, no un ratero.
–Pues qué quiere que le diga. Tiene usted mucha más pinta de ratero que de terapeuta. Es más: de lo que tiene pinta, pero de verdad, es de mamarracho.
Mi tía Zita, tumbada en el diván, se ha quedado tan ancha. Santa palabra.
–Mire usted, si quiere robarme el bolso, de acuerdo, por mí no hay problema. Pero no me dé la lata…
–Pero, señora, que yo soy terapeuta, no un ratero.
–Pues qué quiere que le diga. Tiene usted mucha más pinta de ratero que de terapeuta. Es más: de lo que tiene pinta, pero de verdad, es de mamarracho.
Mi tía Zita, tumbada en el diván, se ha quedado tan ancha. Santa palabra.
2 Comments:
cada día me recuerdas más a terenci moix en su etapa gamberra.
Y gracias por enviarme a arder a la pira. Es un privilegio que nunca se me había concedido.
Ya decía yo que la Tía Zita no podía ser tan estúpida como para desaprovehar la oportnidad de montarse en un diván y actuar como se debe...She is The Master!
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