Remy for Pope
Bueno, pues ahora que ya es oficial que la momia de Karol y la de la madre de Norman Bates son la misma, puedo afirmar con toda propiedad que el Vaticano me ha destripado mi particular culebrón (o víbora de Gabón, que para el caso es lo mismo).
Sí, resulta que Gorka, el novio de mi hermana, contra todo pronóstico, no formaba parte de un grupo terrorista patrio, adicto a la peluquería creativa y las t-shirts de color ala de mosca. Para nada. Resulta que G. & Co. formaba parte de un complot internacional para acabar con la vida del Santo Padre y, conscientes de mi relación –de lo más estrecha– con el Niño Jesús de Praga y parte de la curia (la curia tiene un vicio que deja a la corte de Heliogábalo a la altura del betún de Judea), decidió utilizarme como moneda de cambio para protagonizar conmigo un escándalo internacional tipo Michael Jackson, pero con mitra y alzacuellos (dos complementos que, por increíble que parezca, el Rey del Pop no descubrió en su momento).
Pues bien, resulta que secuestraron al verdadero Wojtyla pero el tiro les salió por la culata; y eso que yo soy un experto en la tercera, incluso en la cuarta edad. Pero no se puede lidiar con un agonizante. Uno tiene vicio, pero no tanto. Hay cosas que no se pueden levantar ni con ayuda de una grúa (y eso que seguimos el método Marina Castaño, punto suspensivo por punto suspensivo).
En fin, el caso es que cuando vieron en la tele a la madre de Norman Bates exhalando sus últimos suspiros à la Yoda en un balcón vaticano –al final ha resultado que Psicosis no era una película, sino un documental; ni Star Wars ficción, sino un reality–, se pusieron atacados y decidieron abortar su plan. Eso sí, después de abusar de mí y vejarme de todas las maneras posibles (y algunas, que yo, en mi bendita ingenuidad, creía imposibles). A ver qué remedio. Nadie en todo el mundo se ha dado cuenta del cambiazo. Lo mismo resulta que George Bush sr. es Rockefeller (el cuervo de José Luis Moreno, no John D., que está muerto y bien muerto) y ni la mismísima Barbara se ha percatado de que detrás de ese juego de cadera se esconde la larga mano de J.L.M., en sentido literal.
El caso es que le prometí a Gorka que de mi boca no va a salir ni media palabra. Ni mú. Chitón. Santa Palabra. Tú me dirás: descubres que el novio de tu hermana no es un terrorista adicto a la k, sino el camarlengo de una secta satánica con ramificaciones en las altas finanzas y sede en Turín, que resulta que es la ciudad más satánica de Europa (yo creía que era Albacete, pero no; resulta que es Turín… y eso que Albacete es diabólica: no hay más que entrar en su catedral y contemplar esos frescos para advertir la presencia del Mal), y te planteas un montón de preguntas: ¿vas a destrozar su reputación, vas a poner en peligro su felicidad, vas a hundir su futuro por un secuestro que, al fin y al cabo, ha sido de lo más estimulante? Pues no. Claro que no. Porque yo, aunque no lo parezca, también tengo mi corazoncito. Eso sí, que no trascienda que me arruináis el negocio…
Y vosotros os preguntaréis, ¿pero no le echaron de menos en casa? ¿No denunciaron su desaparición a la policía? Jajajaja. Ay, qué risa, tía Felisa. Mi padre llamando a la policía. Jajaja. Y con la papeleta que hay en casa… Por cierto, que debemos llevar la piromanía en la masa de la sangre, porque esta mañana mi primo Remy (no de Goncourt, sino Migio) se subió a la cúpula de San Francisco el Grande y, tras prenderle fuego, se puso a berrear que él quería ser el próximo Papa. Y es lo que yo digo: cardenales, atended a mis palabras, mi primo Remy tiene madera de papa. O sea, le gusta llamar la atención, está como una regadera y, por encima de todo, valora la buena bisutería. Y para un amante de la haute bijoux, el Vaticano es mucho mejor que Cartier. Dónde va a parar… O sea, mi primo Remy para papable. Pero ¡¡¡ya!!!
Sí, resulta que Gorka, el novio de mi hermana, contra todo pronóstico, no formaba parte de un grupo terrorista patrio, adicto a la peluquería creativa y las t-shirts de color ala de mosca. Para nada. Resulta que G. & Co. formaba parte de un complot internacional para acabar con la vida del Santo Padre y, conscientes de mi relación –de lo más estrecha– con el Niño Jesús de Praga y parte de la curia (la curia tiene un vicio que deja a la corte de Heliogábalo a la altura del betún de Judea), decidió utilizarme como moneda de cambio para protagonizar conmigo un escándalo internacional tipo Michael Jackson, pero con mitra y alzacuellos (dos complementos que, por increíble que parezca, el Rey del Pop no descubrió en su momento).
Pues bien, resulta que secuestraron al verdadero Wojtyla pero el tiro les salió por la culata; y eso que yo soy un experto en la tercera, incluso en la cuarta edad. Pero no se puede lidiar con un agonizante. Uno tiene vicio, pero no tanto. Hay cosas que no se pueden levantar ni con ayuda de una grúa (y eso que seguimos el método Marina Castaño, punto suspensivo por punto suspensivo).
En fin, el caso es que cuando vieron en la tele a la madre de Norman Bates exhalando sus últimos suspiros à la Yoda en un balcón vaticano –al final ha resultado que Psicosis no era una película, sino un documental; ni Star Wars ficción, sino un reality–, se pusieron atacados y decidieron abortar su plan. Eso sí, después de abusar de mí y vejarme de todas las maneras posibles (y algunas, que yo, en mi bendita ingenuidad, creía imposibles). A ver qué remedio. Nadie en todo el mundo se ha dado cuenta del cambiazo. Lo mismo resulta que George Bush sr. es Rockefeller (el cuervo de José Luis Moreno, no John D., que está muerto y bien muerto) y ni la mismísima Barbara se ha percatado de que detrás de ese juego de cadera se esconde la larga mano de J.L.M., en sentido literal.
El caso es que le prometí a Gorka que de mi boca no va a salir ni media palabra. Ni mú. Chitón. Santa Palabra. Tú me dirás: descubres que el novio de tu hermana no es un terrorista adicto a la k, sino el camarlengo de una secta satánica con ramificaciones en las altas finanzas y sede en Turín, que resulta que es la ciudad más satánica de Europa (yo creía que era Albacete, pero no; resulta que es Turín… y eso que Albacete es diabólica: no hay más que entrar en su catedral y contemplar esos frescos para advertir la presencia del Mal), y te planteas un montón de preguntas: ¿vas a destrozar su reputación, vas a poner en peligro su felicidad, vas a hundir su futuro por un secuestro que, al fin y al cabo, ha sido de lo más estimulante? Pues no. Claro que no. Porque yo, aunque no lo parezca, también tengo mi corazoncito. Eso sí, que no trascienda que me arruináis el negocio…
Y vosotros os preguntaréis, ¿pero no le echaron de menos en casa? ¿No denunciaron su desaparición a la policía? Jajajaja. Ay, qué risa, tía Felisa. Mi padre llamando a la policía. Jajaja. Y con la papeleta que hay en casa… Por cierto, que debemos llevar la piromanía en la masa de la sangre, porque esta mañana mi primo Remy (no de Goncourt, sino Migio) se subió a la cúpula de San Francisco el Grande y, tras prenderle fuego, se puso a berrear que él quería ser el próximo Papa. Y es lo que yo digo: cardenales, atended a mis palabras, mi primo Remy tiene madera de papa. O sea, le gusta llamar la atención, está como una regadera y, por encima de todo, valora la buena bisutería. Y para un amante de la haute bijoux, el Vaticano es mucho mejor que Cartier. Dónde va a parar… O sea, mi primo Remy para papable. Pero ¡¡¡ya!!!
1 Comments:
Si mi voto cuenta, yo voto por Remy para Papa y ¡que viva la bisutería!
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