Lo que me espera, nos espera: la madurez
Gorka llamó el fin de semana para decir que mi hermana está sana y salva. Y que sigue en su línea. Al parecer, la miró un médico (de pago) al que G. la ha llevado con la esperanza de que puedan hacer algo con su cara. Tarugos, seguramente.
El médico: Diga treinta y tres.
Mi hermana: ¡¡¡¡Tu puta madre!!!!
El médico: ¿Y es siempre así?
Gorka: No, sólo cuando está borracha.
Mi madre (al otro lado del hilo telefónico): Y sobria.
Gorka (disculpándose): Bueno, sí. Sobria también. Tengo que dejarla ahora… Su hija ha empezado a pegar al médico.
Mi madre: Qué cruz, Dios mío, qué cruz… Anda ( tendiéndome el móvil como si fuese el cadáver de una mamba), cuelga tú. Me niego a aprender cómo funcionan estos cacharros. Me parecen diabólicos. Mira, mira (muy indiscreta, señalando al mamarracho de la mesa de al lado), ¿ese chico no es el del tercero izquierda, el hijo de la perturbada de los chales y el pelo como una pagoda china?
Yo: Mamá, por Dios, que te va a oír…
Mi madre: ¿Ése? Ése lo único que es capaz de oír es a sí mismo. Pero si le oigo perfectamente desde aquí… Uy, mira, ahora acaba de salir su madre del baño. Voy corriendo a ver si es una guarra, aunque… ¿qué puedes esperar de una mujer que no cierra la puerta del WC?
Mi madre se levantó y nos dejó a mi padre y a mí, mirando al camarero (mejor dicho: al paquete del camarero).
Camarero: ¿Han decidido ya?
El mamarracho (a voz en grito): Pues sí, me han ascendido porque, al parecer, soy muy creativo.
Su madre, la loca con el pelo como una pagoda china: ¿Ah, sí? (empieza a sorber un berberecho hasta que su dentadura aterriza sobre la cristalería de una manera muy musical, a lo Laurie Anderson). ¿Y eso que significa?
Su padre, víctima de un Alzheimer galopante, ese tipo de gente que entiende que sinceridad es escupirte a la cara: Pues qué va a ser, Marga. Que sabe deletrear la palabra “silla” y se viste con colores chillones.
Mi madre (que regresa del baño con una sonrisa de raja de sandía): ¡Lo sabía! Es una guarra de tomo y lomo. No hay más que verla…
Mi padre: ¿Ves, hijo mío? Esto es lo que te espera en el futuro: la madurez.
El médico: Diga treinta y tres.
Mi hermana: ¡¡¡¡Tu puta madre!!!!
El médico: ¿Y es siempre así?
Gorka: No, sólo cuando está borracha.
Mi madre (al otro lado del hilo telefónico): Y sobria.
Gorka (disculpándose): Bueno, sí. Sobria también. Tengo que dejarla ahora… Su hija ha empezado a pegar al médico.
Mi madre: Qué cruz, Dios mío, qué cruz… Anda ( tendiéndome el móvil como si fuese el cadáver de una mamba), cuelga tú. Me niego a aprender cómo funcionan estos cacharros. Me parecen diabólicos. Mira, mira (muy indiscreta, señalando al mamarracho de la mesa de al lado), ¿ese chico no es el del tercero izquierda, el hijo de la perturbada de los chales y el pelo como una pagoda china?
Yo: Mamá, por Dios, que te va a oír…
Mi madre: ¿Ése? Ése lo único que es capaz de oír es a sí mismo. Pero si le oigo perfectamente desde aquí… Uy, mira, ahora acaba de salir su madre del baño. Voy corriendo a ver si es una guarra, aunque… ¿qué puedes esperar de una mujer que no cierra la puerta del WC?
Mi madre se levantó y nos dejó a mi padre y a mí, mirando al camarero (mejor dicho: al paquete del camarero).
Camarero: ¿Han decidido ya?
El mamarracho (a voz en grito): Pues sí, me han ascendido porque, al parecer, soy muy creativo.
Su madre, la loca con el pelo como una pagoda china: ¿Ah, sí? (empieza a sorber un berberecho hasta que su dentadura aterriza sobre la cristalería de una manera muy musical, a lo Laurie Anderson). ¿Y eso que significa?
Su padre, víctima de un Alzheimer galopante, ese tipo de gente que entiende que sinceridad es escupirte a la cara: Pues qué va a ser, Marga. Que sabe deletrear la palabra “silla” y se viste con colores chillones.
Mi madre (que regresa del baño con una sonrisa de raja de sandía): ¡Lo sabía! Es una guarra de tomo y lomo. No hay más que verla…
Mi padre: ¿Ves, hijo mío? Esto es lo que te espera en el futuro: la madurez.
3 Comments:
El mal gusto se acuña desde pequeño, tu todo lo que veas no lo aprendas.
Ve redactando tu propio manual porque con esa familia terminarás de presentador de televisión.
Joder, que miedo!!!!!
Realmente no lo entiendo, pero es que me descojono con tu blog...
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