Tuesday, July 26, 2005

Fermer pour vacances

Pues eso.

Wednesday, July 13, 2005

Amistad y prostitución, una escena familiar

–A ver, nómbrame a dos grandes damas de la escena española.

Mi tía Zita contesta, de manera casi automática:

Amparo Rivelles y Carlos Hipólito.

–¿Y Juan Carlos Naya? –replico.

Los ojos de mi tía se convierten en dos cabezas de alfiler, mientras responde con la boca pequeña:

–Pensé que hablábamos de grandes damas, no de putillas.

–Ay –suspira mamá–, en ese caso la lista sería…

–Interminable.

Mamá y mi tía Zita sostienen que ha pasado la Edad de Oro de las damas. Para ellas, ahora sólo hay putas. “Hubo un tiempo en que el dicho para que haya señoras tiene haber putas tuvo su vigencia”, suele decir mi tía Zita, mientras alarga una de sus manos hacia la botella de pernod. “Desafortunadamente, ese tiempo pasó. Hoy, para que haya putas no tiene que haber señoras ni, desde luego, para que haya señoras tiene que haber putas. Hoy, lo único que hay es putas y superputas. Y putísimas. Y lo peor es que ya no cobran… O lo hacen de otra manera. Una lástima. Y, claro, tu madre y yo hemos perdido ese tren, porque lo que es yo no me encuentro preparada y tu madre –y aquí suele hacer una pausa muy dramática acompañada de una caída de ojos à la Diaghilev–; en fin, ya sabes que nunca faltará una teja para tapar una mierda… Pero hay mierdas, hijo mío, que ni con uralita”.

Me temo que las relaciones entre mamá y mi tía Zita no son todo lo fluidas que deberían ser. O sea, que son superamigas.

Tuesday, July 12, 2005

Censura, un mal necesario

Hay palabras que deberían estar prohibidas:

Iconos
Mítico
Histórico
Legendario
Glamour
Taburete
Rebeca (prenda, no De Winter)
Búcaro

A propós de búcaro, hay una historia familiar muy simpática. Al parecer, mamá era muy, muy cursi ya desde jovencita (fue una pionera de las mechas a lo Holly Goligthly o Katia Loritz, en plan bizarro). Un día, volviéndose a su madre, le dijo:

–Mamá, ¿podrías acercarme ese búcaro?

–Desde luego que no, hija mía –replicó mi abuela, dejando a un lado la labor de punto–; no pienso pasarte nada parecido. A no ser que te refieras al jarrón, claro.

–¿Y cuál es la diferencia?

–La diferencia es que, mientras yo viva, ninguna hija mía se expresará como la heroína de una novelucha de Carmen de Icaza. Esa mujer debería arder en una pira hasta que no queden de ella ni las perlas.

Desde entonces, en casa tenemos prohibida una lista de palabras que mamá considera el colmo de la cursilería o, para el caso es lo mismo, del mal gusto. Además de las prohibidísimas, añadiré:

Aprehender
Evanescente
Popó, pipí (y derivados)
Tanga
Licra
Cabello
Creativo
Casquivana
Período
Aroma
Degradé
Plataforma
Sempiterno
Redivivo
Crêpe de Chine (no es una palabra, pero como si lo fuera; especialmente cuando lo que se define como crêpe de chine no es otra cosa que un jirón de poliéster, otra palabra prohibida)
Crêpe (en todas y cada una de sus manifestaciones)
Deconstruido
Ebrio

Y una largo, laaaaaargo etcétera.

Thursday, July 07, 2005

Hipocresía. Súper a favor

“Si la hipocresía fuese un delito sancionado con la pena capital, desde luego yo tendría muy pocas posibilidades de salvarme.”

John Ruskin en La clave oculta y mi tía Zita, tras decirle a una vecina que, en efecto, los tonos flúor “realzan esa vitalidad que tú, querida mía, has convertido en marca de la casa” (=hecha un truño).

Está claro, la hipocresía es un invento maravilloso. “Una persona bien educada es, por definición, hipócrita”, suele decir mamá. Y para muestra un botón: cuando papá le pregunta cómo le queda este pijama o aquel, ella invariablemente le responde con un “fenomenal, estás hecho un brazo de mar”; si el tono es, digamos, vibrante, no falla: el pobre va hecho un Ecce Homo. Últimamente, desde que perdió los ojos, está peor que nunca. Y además, ahora le ha dado por no lavarse.

–Hijo mío, ¿cuánto tarda en descomponerse un cadáver?

–Un par de días. ¿Por qué?

–Me preguntaba si tu padre había muerto.

–No, mamá. Lo que han muerto son sus sobacos.

Wednesday, July 06, 2005

Que alguien detenga esta locura

Posesión. La palabra puede sonar un poco fuerte, pero es exactamente lo que pasó. Un súcubo llegó y poseyó a mamá, que se puso a hablar en arameo (un idioma con tal cantidad de fricativas que, si lo descubriese Sara Montiel, seguro que se mudaba al Mar Muerto). Afortunadamente, papá fue arqueólogo aficionado en su juventud y, desde que perdió los ojos, ha experimentado una regresión hacia el pasado que ríete tú de Florence Nigthingale en sus últimos días, así que no le costó ningún trabajo hacer la traducción simultánea como Nicole Kidman en La intérprete (aunque con más caderas que la Nicky, muchas más):

–El mundo se precipita hacia su autodestrucción.

–¿Es San Juan de Patmos?

–No –dijo mi hermano, que acababa de levantarse de la siesta con un lado de la cara de color berenjena y el otro, cubierto por un vendaje purulento–, por el tono de su voz yo creo que es más bien La Maña.

–¿Y por qué?

–Las mechas, seguro –murmuró La Retorno.

–Y las bodas maricas –apostilló mi tía Zita.

–Y el pelo del Zerolo ése, todo púbico.

–Y sus dientes. Jesús, qué boca. Parece un escaparate de bastones.

–Noooooo –trepidación. Silencio. Y la voz cavernosa que se despereza, como un dragón al fondo de una gruta–. Parchís vuelve.

–¡¿Cómoooooor?!

–Ay, Dios. Pues sí que es verdad. Si esto no es el Armaggedon, no sé qué va a serlo.

¿Qué será lo próximo? ¿Qué nuevo infierno es este?

Monday, July 04, 2005

No boda

Al final, La Retorno no podrá casarse. Al menos, por el momento. Han legalizado el matrimonio marica, pero no el matrimonio morganático. Y es que, por si no lo sabíais, Larre es la oveja negra de una casa de rancio abolengo (tan rancio como el estilismo de la casa de Alba). Y, claro, sus padres no están dispuestos a dar su brazo a torcer.

–¿Por qué lo que es válido para Cayetana no vale para ti?

–Porque mi párroco no es Jesús Aguirre. Afortunadamente.

–¿No le gustan los anillos de sello?

–No le gustan los prólogos.

–Ah, eso lo explica todo.

Friday, July 01, 2005

Bodas

La Retorno planea casarse en breve. Con un su párroco. Se lo encontró el otro día, en unas termas, mientras le estaba dando el viático por vía oral (oral-escrotal, en realidad) a un juez de la Audiencia provincial de La Ciudad Funeraria de unos 70 años, con tantos pelos en la espalda –y tan enhiestos– que más parecía una nutria que un ser humano. El párroco la reconoció y, escupiendo un pelillo de la boca, se lanzó sin mediar palabra sobre su work in progress –léase entrepierna–, dejando al pobre juez cariacontecido, cuando no frustradito Martínez-Bordiú.

Y ahora está en Pronovias. Buscando modeli. Yo le he recomendado una mortaja.