Monday, January 31, 2005

Goya y las pinturas negras… Cada vez más negras

Ayer el labio me estaba matando, así que me tomé un cóctel molotov de relajantes musculares, antiinflamatorios y algo que no sé qué era, pero me dejó dormida la parte derecha de la cara (se lo cogí a mi hermano cuando estaba despistado probándose la nueva prótesis ocular, comprada de oferta en una ortopedia de los arrabales; el problema es que tiene un color violeta a lo Liz Taylor que le da un aire un tanto…, mmmm, entre luciferino y glam-glitter: algo así como Ziggy Stardust en versión Curro Jiménez –o Mila– con mucha teta).

Yo, como Rappel, soy muy cinéfalo y la gala de los Goya siempre me hace reír, como una ejecución pública. En fin, el caso es que este año, como estaba un poco traspuesto, lo único que recuerdo es una música ratonera, mucho colorinchi, a Vicky Abril haciendo un play-back execrable, capaz de provocar vergüenza ajena a los Milly Vanilly, y a mi madre, mano a mano con La Retorno, que estaba en casa vestida de india con un traje de los Apalaches (no me preguntéis por qué), dándole al Marie Brizard.

Mamá: ¿Pero ZP y Sonsoles son matrimonio? ¿De verdad están casados?

L.R.: No, no. En realidad son la misma persona… con y sin peluca.

Mamá: ¿Y ese tapón de alberca quién es?

L.R.: ¿KK? Es la ministra de Cultura.

Mamá: ¿Y por qué es tan pequeñita?

L.R.: Estuvo en el Amazonas y se cayó en una marmita…

Mamá: ¿De los jíbaros?

L.R.: Ay, la Gerarda, cómo está…

Mamá: Ah, ¿ésa es la hija de Chaplin? Y yo que pensaba que era una momia tolteca…

L.R.: Uy, pero bueno… Cómo está Olvidito… y señora.

Mamá: ¿Y ése quién es? ¿Un director? ¿Que eso es la gran esperanza del cine español? Pero si parece Daisy… ¿Y qué lleva puesto?

L.R.: Espero que no haya queso en el back-stage. Qué embarazoso.

Mamá (levemente escandalizada, y borracha): ¿Antonio Gala entregando un Goya?

L.R.: Sí, claro, de maquillaje…

Mamá: Hablando del asunto, ¡¿quién ha maquillado a esa pobre chica?!

L.R.: Malevich, supongo.

Mamá: Ay, el cine español…

L.R.: …qué pena más grande.

Friday, January 28, 2005

¿Matar al padre? Nooooo: hay otra solución

Bueno, pues ahora que soy ya Una Figura Literaria –no sé hacer un hipervínculo, así que quien quiera leer la reseña sobre servidor, que lo haga en www.lacoctelera.com/lectorileso/– puedo permitirme el lujo de decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: no soy epiléptico. Fingí el ataque para poder arrancarle la polla a mi (bendito) progenitor. Y es que, cuando conoces otras pollas, la de tu padre se queda…, pues, como pequeña. O sea: Freud, que te den por culo. Matar al padre, matar al padre, matar al padre… ¿Para qué? ¿Para ir al trullo (donde, en cuanto abres la boca, te rompen los dientes)? Paso. Paso total. Yo prefiero caparlo. Matar al padre no es de buen hijo (ni queda bonito). Caparlo… Pues qué quieres que te diga. Como que sí. Y de cuajo, a ser posible.

Wednesday, January 26, 2005

Maquillaje, maquillaje, muuuuucho maquillaje

Más pa’dentro, candidata al Oscar al… ¡mejor maquillaje! Jajajaja. Cuando se entere La Retorno sí que se toma un vaso de cianuro, o de ginebra en la salita Strong (cualquiera que haya estado en ese tugurio sabe que son exactamente el mismo brebaje).

Monday, January 24, 2005

Negro futuro, como la hiel

Papá está entre la vida y la muerte. Yo, particularmente, preferiría que estuviese entre la muerte y la muerte. Pero no se puede tener todo. Es más, mi experiencia personal es que, lamentablemente, se puede tener más bien poco…, muy poco.

La polla no ha reaccionado bien. Natural. En cuanto se vio fuera de ese cuerpo, decidió que antes prefería morir necrosada viva que volver a formar parte de esa ruina. O sea, no seré yo quien se lo reproche.

Mi madre, como lo único que siente por mi padre es desprecio –y supongo que una leve repugnancia–, está felicísima. Todo lo que sea un poco de tortura, ella súper a favor. Y si quien la sufre es su marido (o sus hijos, en su defecto), mucho mejor. Yo creo que la pobre tiene una indigestión de Tennessee Williams & Lillian Hellman en vena de la peor clase. Ésa que no osa decir su nombre…

En fin, el caso es que parece que papá está condenado a convertirse en un eunuco de por vida y lo peor de todo es que mamá, por muy castradora que pueda llegar a ser –y puede serlo mucho–, ni siquiera ha jugado un papel activo en este götterdämmerung psicosexual. Vamos, un drama.

A mí, en cualquier caso, plin. Yo, como Liliana Felipe, bastante tengo con ser malo como una endodoncia o película checa, como para preocuparme por lo que será del piticlín de mi padre.

Thursday, January 20, 2005

¿Cinco lesbianas? Cinco putas como cinco catedrales

Una discoteca setentera, reconvertida en un templo del gusto más execrable. Camareras vestidas como putas, putas vestidas como travestis, travestis vestidas como pastores, pero no de ovejas, sino de bisontes y ñus; hombres de 180 años que le llegaban por las tetas a Vania Millán –natural, con esas tetas que son como la cornisa cantábrica; ¿marmóreas?, no, graníticas–; una mazorca antropomorfa de nombre Leticia Sabater (dejándose magrear el culo por un enanoide de pelo cano y cara tallada en la misma veta de granito de la que salieron las prótesis mamarias de la Millán); Flavia Zarzo achinando (aún más) los ojos mientras trataba por todos los medios a su alcance de no desplomarse sobre la barra… y aquellos que no estaban a su alcance te los pedía escupiéndote a la cara; Oscar Lozano, dando un nuevo sentido a la expresión retención de líquidos; Jenny Llada, vestida con un jirón de algo que en una vida anterior debió de ser un visillo (“lo que es bueno para Escarlara es bueno para mí”, debió de pensar cuando se levantó en aquel burdel de carretera y miró por la ventana)… y esos hombres, Dios mío, esos hombres… Ah, claro, y la concejala de Cultura de Melilla. Y el autor de esa magna obra, interpretada por ese elenco surrealista, Cinco-Lesbianas-Punto-Com-Tacón. O sea, MUY FUERTE. Muy fueeeeeeeerrrrrrrrrrrte. Vamos, para mear y no echar gota. Eso, si tenías suerte y te dejaban entrar en los baños, porque había un tráfico… En fin, la cultura española. Qué bonito todo, ¿no te parece? ¿Y la boca, querido? ¿Cómo la llevas? No, no, no. No hables.

¿Una pesadilla? ¿Un delirio inducido por las drogas? ¿Un mal viaje? No. La realidad. La vida, otra vez, superando al porno. La Retorno no tuvo más remedio que darse al alcohol –vinazo & Chivas–; no seré yo el que se lo reproche.

Wednesday, January 19, 2005

Preguntas directas, respuestas directas

Mi madre, al pie de mi cama:

–La gente se divide en dos clases de personas: los gilipollas y los botarates. Tu tía Zita se casó con un gilipollas y yo, con un botarate.

–¿Y yo? ¿Qué clase de persona soy?

Ay, qué malos son los calmantes. Nunca, jamás, se debe hacer este tipo de pregunta. Sobre todo, si no quieres que te respondan.

–Pues, la verdad, hijo, siempre pensé que eras un gilipollas. Pero empiezo a pensar que eres un botarate.

Tuesday, January 18, 2005

En coma (o casi)

Sigo colocado, de manera que escribiré lo menos posible porque corro el riesgo de ser sincero y la literatura autobiográfica… ya se sabe. A la cita de Alice James me remito.

En fin, el caso es que siguen suministrándome calmantes –creo que me voy a hacer yonqui– por un tubo y siempre hay alguien que vela mi cama, por si me da un jamacuco.

Papá está en el hospital, custodiado por una simpática pareja de policías (una de las policías se ve que acaba de escaparse de un curso de corte y confección, porque no se puede ser más adicta a la tijera), a la espera de que se arregle lo suyo (aún no se sabe si la polla, que le han cosido con punto de cruz, hará reacción y no tendrán que implantarle algún otro ingrediente de un diabólico cu-de-sac para compensar sus deficiencias).

En fin, transcribo aquí, antes de que me dé un vahído –los opiáceos me tienen ga-gá todo el santo día–, parte de una conversación que escuché en estado semicomatoso.

Voz en off (inidentificable): ¿Tú? ¿Tú que vas a saber? Tú no sabes nada de sentimientos, naturales o antinaturales… (Se me va la cabeza) …bastante tengo con levantar cabeza como para… (laguna) …no, a la mierda te vas tú… (la Estigia, al completo) …no reconocerías el corazón de una alcachofa ni aunque mirases dentro… ¿QUIÉN está llorando? ¿QUIÉN está gritando?…

Me temo que:

a) Mi hermana tiene problemas con Gorka.

b) Mi madre y mi padre están a punto de divorciarse.

c) Alguien se ha dejado la televisión encendida y Almodóvar ha vuelto a fusilar Eva al desnudo y algún relato de Dorothy Parker sin el menor recato.

Me temo que:

a) Si no me hago yonqui, me haré algo peor.

b) El amor, está claro, saca lo peor de la gente, especialmente en materia de frases hechas.

c) Por un polvo, la gente es capaz de todo.

Me temo que voy a darme de baja del género humano.

Sunday, January 16, 2005

Esperando al Señor Goodbar

[En días confusos, marcados por los sedantes, los antiinflamatorios y las conversaciones inconexas]

Mi hermana:

¿Qué tal tu amigo? ¿Ha ido a la cárcel? Vaya, tengo entendido que las prisiones son lugares interesantísimos llenos de gente encantadora… Ah, ¿sí? Pues cómo lo siento. Dile que vaya a la lavandería muy a menudo. Allí hay mucho ambiente. Ya sabes, por el centrifugado y eso. ¿Sí? No te preocupes. Se los daré.

Mi madre y mi tía Zita:

Mi madre: La realidad debería estar prohibida. (Pausa) ¿Una copita?

Mi tía Zita: La vida debería estar prohibida. (Pausa) Sí.

Mi hermano:

¿Mi prótesis? ¿Cuál? Aaaah, la del ojo. No sé. En el recto de alguien. No, mamá, mucho mejor no indagar. No, mamá, con la miga de pan no se arregla. Habrá que comprar otra. ¿Con mi dinero? ¿Con qué dinero?

Mi hermana:

¿El plan Ibarretxe? ¿Cuál es ése? ¿El de proteínas? ¿El del análisis de sangre? ¿El de los colores? ¿Con el plan Ibarreche ese puedes comer de todo? Porque entonces súper a favor.

Saturday, January 15, 2005

Otra experiencia dejabugo

Acabo de llegar a casa. He pasado un par de días en el hospital, en observación. Papá sigue allí, y supongo que allí se quedará durante una buena temporada. Por el momento, no tengo muchas fuerzas para escribir, así que os haré un somero resumen, que ya ampliaré más adelante, cuando me encuentre con fuerzas renovadas.

Por error, me tragué el pito de papá. Literalmente. Mientras le hacía la vigésimo tercera felación del día –ha pasado una temporada fatal y su único consuelo era abusar de mí de manera compulsiva y casi diría que monomaníaca–, tuve una convulsión (hemos descubierto que soy epiléptico; nunca te acostarás sin saber una cosa más) y le arranqué la polla de cuajo. Me la tragué y mi padre se puso frenético. Al parecer, le sentó fatal quedarse sin su colgajo así, por las buenas. Así que me dio tal paliza que acabé vomitando la polla prácticamente intacta, aunque –eso sí– hecha jirones.

Papá la recogió, la metió en una bolsa llena de hielo y se fue pitando al hospital, dejándome a mí con un labio partido.

Bien sabe Dios que yo no soy un delator, pero no me quedó más remedio que acudir a mamá, para que buscase la cartilla de la Seguridad Social y me curasen la boca (que a esas alturas parecía mismamente la de Jocelyne Wildenstein). Mamá, un poco traspuesta tras una jornada monográfica dedicada íntegramente a los licores fuertes, me llevó de la mano al ambulatorio más próximo y le explicó brevemente al médico de puerta, una puta con el pelo más tirante que Betty Missiego, que me había pillado el labio con la puerta del horno microondas mientras trataba de cocer a mi tortuga, sobre un lecho de rúcola.

La puta, claro, no se tragó la historia y llamó a la Policía. El resto… El resto casi mejor lo cuento cuando me baje el subidón de los antiinflamatorios.

Wednesday, January 12, 2005

La bomba

Ha ocurrido un terrible drama familiar. Ahora no puedo hablar. Ya os contaré…

Monday, January 10, 2005

El regreso del hijo pródigo

Bueno, pues al fin apareció mi hermano. Sin prótesis ocular (la ha perdido y no se acuerda cómo). Sin una uña (la ha perdido y no se acuerda cómo). Sin un jersey de Hugo Boss (lo ha perdido y no se acuerda cómo; "a mí, perder un ojo o una uña no me importa; perder un jersey de marca sí… ¡Qué drama!"). Sin móvil. Sin inhibiciones. Sin dinero. Sin memoria.

Mi madre lo recogió –literalmente– en el portal, donde se había quedado un poco traspuesto (en coma, creo que es el término médico). Lo subió en el ascensor y lo metió en la cama.

Mi hermano se levantó 48 horas después. Cuando abrió la puerta, el aire se podía cortar con un cuchillo y ser envasado de nuevo con denominación de origen: 100% La Mancha, 100% Segovia, 100% Farmacia. Cuando abrió la boca, su aliento hubiese sido capaz de marchitar un bouquet de flores de plástico. Cuando abrió las piernas, hasta la frígida de Catherine Deneuve en Repulsión hubiese sentido un vahído (y una patada en los nitos). Cuando abrió los ojos, una cuenca (vacía) nos observaba con un aire de inenarrable perversidad.

Vamos, que está hecho una ruina física, moral y artística (nada más ajado que un chulo ajado). Hermanos así es lo que hacen falta en cualquier familia, porque, por muy execrable que seas –y yo puedo ser verdaderamente abyecto– te dignifican.

La familia. Qué simpática.

Wednesday, January 05, 2005

Noche de reyes… y reinas

La Retorno no lo confesaría ni bajo un camping gas, pero sé que, definitivamente, ha cruzado la línea. Sé de buena tinta que le va la marcha: pinzas en el escroto (formando estampados creativos, a pesar de que soy de la opinión de que la creatividad debería estar prohibida), en las tetas (como grecas minoicas), en el glande y hasta en la lengua. Latigazos a troche y moche. Esputos describiendo parábolas en el aire tipo campana de Gaus. Fist fucking.Vamos, un arco iris de vejaciones. Una espiral de degradación, violencia, humillaciones. Un… Un… No sigo porque me pongo atómico. Y lo peor de todo es que creo que su principal proveedor de vejámenes físicos es… ¡mi propio hermano! La muy ladina, cuando a mí apenas si me ha partido la boca un par de veces. ¡Es que no hay derecho! Y mi padre, mientras tanto, en babia. Hay que joderse.

Esta noche lo tengo claro. A los Reyes Magos ya sé lo que les voy a pedir: el negro. Mandingo a tope. Y que le den por culo a todo…

…¡Qué coño! Que me den por culo a mí.

Tuesday, January 04, 2005

I'm back!

En breves momentos, más.

[Primera entrega]

Mi vida sigue por los mismos derroteros, pero con una novedad. He descubierto, o mejor dicho, me he reconciliado con la lluvia dorada. Muy agradable. Calentita. Muy para el invierno. ¿Qué huele mal? Pues no te diré que no. Un poco. Pero tiene muchas más ventajas que inconvenientes. Y es totalmente ecológica, además.

Por lo demás, mi hermana está mucho más calmada. La llevamos al médico, que nos dijo que se trataba de un embarazo psicológico, lo que nos sorprendió a todos; es más, nos dejó de estuco, porque si hay algo que mi hermana no ha tenido jamás ha sido psique.

Por lo menos se le ha pasado la barraquera del rollo sibila délfica. No podíamos más. De verdad que convivir con Herófila es un auténtico es-pan-to: todo el día dándote la brasa con Troya para arriba, Troya para abajo, cuidado con la equitación y los caballos de formica, que si esta temporada se llevará el verde lima, que si mucho ojo con Plokhov y Zac Posen, etc., etc., etc. Vamos, un horror. Gracias a Dios ha vuelto a ser la misma: pilingui & analfabeta. Un descanso para la mente… y una agresión constante para la retina.

De mi hermano… Pues en su línea: salió el día 24, después de cenar, y hasta después de Reyes para nosotros es como si se lo hubiese tragado el tsunami. Es más, algo seguro que se lo ha tragado en sentido más que literal, de eso no me cabe la menor duda. Eso sí, una cosa os digo: si veis un Papa Noel culturista con un parche de Louis Vuitton falso sobre el ojo derecho, huid de él como de la peste bubónica, porque cuando mi hermano se coloca es aún más ga(y)rrulo que habitualmente.

Papá y mamá siguen también en su línea (descendente): se aborrecen. Eso de que el cariño llega a un matrimonio cuando los esposos han acabado por odiarse ferozmente es una filfa del tío Oscar. Lo único que llega al matrimonio cuando los esposos se odian ferozmente es rencor, encono y algo muy parecido a la piromanía (hubo un incidente el día 25 con una vela que, accidentalmente, prendió la bata de papá que ya relataré en otro momento; sólo diré una cosa: puede que en la Edad Media considerasen la simetría obra de Astaroth, pero la asimetría facial en pleno siglo XXI que es diabólica).

Mi tía Zita vino a hacernos una visita el día 28 de diciembre vestida de Bárbara de Braganza (con faltriquera y todo). ¿Inocentada? Pues no. Sigue completamente trastornada después del golpe, y hay que reconocer que, como Bárbara de Braganza, gana mucho más: está más relajada, más simpática, con mejor cutis… Lo de la higiene lo lleva un poco peor, así como muy espesa, pero, bueno, como lleva capas y capas de terciopelo, brocados, camisas y soprepellices tampoco da mucho el cante.

La Retorno ha empezado el año renovándose completamente: se ha hecho un peeling y tiene la cara como si le hubiesen pegado una paliza. Es más, yo creo que le han pegado una paliza. Y pagada. La Retorno no suelta prenda, pero creo que está en plan crossover y se ha liado la manta a la cabeza como en el anuncio de Sunsilk. O sea: que le va la marcha. Ya veremos en qué queda todo. Un hematoma es un hematoma aunque te pintes como una puerta.

¿Y yo? Pues yo… Mmmmmm… Digamos que algo hay. Algo maravilloso. Pero, claro, es que yo tengo una facilidad para colgarme de un tío que ni una alcayata. Seis años y madurez cero. Qué drama.